El VIH, también llamado virus de la inmunodeficiencia humana, consiste en una infección por el virus de la inmunodeficiencia humana, interfiriendo en la capacidad del organismo para combatir agentes infecciosos. Se puede transmitir a través de relaciones sexuales sin protección (forma más común), compartiendo agujas para el consumo de drogas, a través del contacto con la sangre de una persona con VIH y de madre a bebé durante el embarazo, parto o lactancia.
Dicho virus puede provocar SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), enfermedad en la que el sistema inmunitario del cuerpo se encuentra muy dañado.
Los síntomas más habituales durante la etapa temprana son fiebre, dolor de cabeza y garganta; mientras que en la etapa tardía frecuenta la diarrea crónica, dolores de cabeza y fatiga persistente.
El tratamiento para la infección por VIH consiste en una terapia antirretroviral que a su vez reduce el riesgo de transmitir el virus a otras personas. Gracias a este tratamiento la mayoría de las personas con dicha enfermedad son capaces de tener una vida larga y saludable.
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