Los antibióticos frenan el crecimiento de las bacterias, o incluso pueden llegar a matarlas. La resistencia a los antibióticos ocurre cuando las bacterias son capaces de sobrevivir a pesar de la presencia de estos fármacos diseñados para su destrucción.
El excesivo y mal uso de antibióticos acelera el proceso de programación de bacterias resistentes. La resistencia a los antibióticos se transmite entre personas, animales o en el medio ambiente. Los animales pueden tener bacterias resistentes a los antibióticos en su interior y, al sacrificarlos para luego consumir su carne, esta es contaminada por otras bacterias.
Por otra parte, el consumo de antibióticos sin ser necesario seguir (como en caso de resfriado) o no la pauta completa recetada, son acciones que fomentan la propagación de estos microorganismos.
Si los antibióticos dejan de hacer efecto, perderemos la capacidad de control sobre las infecciones, lo que implica que procesos como trasplantes de órganos, quimioterapia o cirugías como puede ser una cesárea supongan un alto riesgo de complicación.
Fuentes:
https://www.euro.who.int/en/health-topics/disease-prevention/antimicrobial-resistance/about-amr
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