Al vacunar se protege tanto al individuo como a la colectividad de infecciones por algunas enfermedades frecuentes y graves. Hoy en día, muchas de las enfermedades frente a las que disponemos de vacunas han desaparecido o están muy controladas. Si dejáramos de vacunar, probablemente aparecerían de nuevo.
Las vacunas protegen contra muchas enfermedades, entre ellas:
- El cáncer cervicouterino
- El cólera
- La difteria
- La encefalitis japonesa
- La enfermedad por el virus del Ébola
- La fiebre amarilla
- La fiebre tifoidea
- La hepatitis B
- La gripe
- Las infecciones por rotavirus
- La meningitis
- La neumonía
- Las paperas
- La poliomielitis
- La rabia
- La rubéola
- El sarampión
- El tétanos
- La tosferina
- La varicela
- Enfermedades o tratamientos crónicos (como la quimioterapia) que afecten al sistema inmunitario
- Alergias graves o potencialmente mortales a componentes de vacunas (poco frecuentes)
- Una enfermedad grave el día de la vacunación. Sin embargo, las enfermedades de intensidad moderada y la fiebre baja no contraindica la vacunación
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