A parte de la edad, existen otras causas de riesgo como haber sufrido un ictus recientemente (existe un alto riesgo de sufrirlo en los tres meses siguientes), hipertensión arterial, contador de glóbulos rojos alto, arritmias cardíacas u otras enfermedades cardíacas, padecer diabetes mellitus, dislipemia, obesidad, sedentarismo, estación del año y clima, tabaquismo y consumo excesivo de alcohol y drogas.
Según datos del estudio IMPACTO, menos de 1/3 de los pacientes que sufren un ictus tienen los factores de riesgo controlados, a pesar de que la mayoría recibe tratamiento.
Más del 80% de los ictus se podrían evitar por lo que la prevención es la principal estrategia del tratamiento. Debe realizarse a cualquier edad, pero sobre todo a partir de los 45 años ya que el control de los factores de riesgo reduce significativamente su impacto.
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